lunes, 24 de mayo de 2010

Acerca del impuesto a la comida chatarra parte II



Según cifras oficiales del INE, más del 60% de las personas en nuestro país presentan algún grado de obesidad. Se suele culpar de estas cifras a la comida alta en grasas, pero es en realidad el sedentarismo y una vida poco saludable la responsable del problema. Cada individuo tiene la libertad de escoger el lugar y la forma en que se va a alimentar, y en muchos casos la alta carga ocupacional implica que se prefieran comidas de preparación inmediata, pues perder tiempo hoy por hoy significa también hacer que pierda la economía. Es así como los locales que sirven esta clase de alimentos se vuelven un salvavidas para cierto grupo de personas, pero tampoco hay que obviar que ya son parte de un hábito alimenticio para otras.

En este contexto, un aumento al impuesto sobre la comida chatarra resultaría inútil debido al otro problema que nos aqueja como sociedad y que no dice relación con esta clase de alimentos: el sedentarismo. Un 88,8% de la población de nuestro país es sedentaria, vale decir, no hace más de media hora de actividad física al menos tres veces por semana. Esto significa y demuestra que no son las calorías que consumimos ni el de dónde provengan lo que favorece la obesidad, sino es cómo estas se gastan de forma correcta para llevar una vida activa y balanceada.

Resulta contradictorio notar que comer sano cueste más dinero que una porción de comida chatarra que integre la misma cantidad de calorías, vale decir, estamos inmersos en un sistema en donde comer correctamente es incluso más caro que no hacerlo. El nuevo impuesto a la comida chatarra desincentivaría el consumo en un cierto porcentaje, pero no apunta a cambiar los hábitos alimenticios ni menos aun está promoviendo el consumo de alimentos saludables, lo que sí podría hacerse con programas gubernamentales que incentiven la medida.

Si bien aumentar el impuesto en cuestión del 17 al 20% aportaría enormes cantidades de dinero a las arcas fiscales dada la masividad que tiene el rubro de las llamadas “comidas rápidas”, lo que generaría una gran fuente de ingreso invertible en obras de reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto beneficiando a su vez el consumo de otra clase de alimentos más sanos, también, y a la par, se confirmaría el impacto que tiene la ingesta de alimentos no saludables en los niños sobretodo, aún si consideramos que una fuente importante de las comidas que pueden ocasionar daños al sistema circulatorio no provienen solo de los locales de comida rápida, sino que también de las mismas colaciones que las madres envían a sus hijos y de los kioscos ubicados en los establecimientos educacionales, lo que valida el hecho de que tal alza no aportará nada.

1 comentario:

  1. Hola, David:

    Utimísimos comentarios. Tu tesis no tiene la estructura que vimos (un solo verbo principal conjugado).
    Te recomiendo hacer la formulación extensa (mezclada con el argumento) como la tienes; pero también clara y breve, según vimos.
    La tesis (en distintas versiones) puede repetirse cuanto quieras, pues es el centro de tu texto. Sin embargo, al inicio debes formularla con la estructura vista.
    Lo segundo es la extensión oracional, sobre todo en el último párrafo... Ahí tienes muchas ideas que separar...

    Ahora voy a leer la siguiente entrada.
    Me alegra que tomes el blog como tuyo y no como una serie de "tareas".

    Maca

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